Definitivamente está de moda. Eres una ‘jartá’ de antiguo si no te alineas en el propósito de aquellos que defienden el rendimiento de las personas como modelo de funcionamiento en la dirección. Pues fíjate que yo lo considero una pose en toda regla. ¿De verdad consideramos que los modelos de éxito de anteriores épocas no estaban alineados con el rendimiento de las personas? Para nada, sencillamente porque sin ello resulta casi imposible. Otra cuestión bien distinta es la evolución, así como el poder de la información y el amplio margen de crecimiento que el ser humano demuestra en su continua adaptación al cambio.
Aparecen modelos relacionados con la metodología, el trabajo en equipo, la creación de espacios de aprendizaje comunes, lienzos para el modelo de negocio, creación de prototipos…Todos aliñados con ese ‘sabor’ especial que parece aportar el término si aparece escrito en inglés. Me gustan porque aportan y refuerzan el trabajo en equipo desde la creatividad. Son difíciles de aplicar porque contienen un alto grado de implicación y compromiso con la escucha. Exigen pararse y renunciar a algunas pautas relacionadas con la aparición magistral del empresario o gerente.
Complicado ¿verdad? Por ello, es altamente difícil evaluar las bondades de todos ellos si eres una empresa pequeña, sencillamente porque la innovación es exigente y muy desagradecida, ya que sus resultados nunca tienen lugar en el corto plazo y sólo su práctica sistemática garantiza el éxito. Si optar por la innovación está relacionado con no querer salir en la foto de los empresarios ‘antiguos’, y no por una creencia absoluta en lo que se hace, créanme que es mucho mejor seguir viviendo en blanco y negro.
Pablo del Pino es Entrenador Nacional de Fútbol y Empresario