Qué bonito queda aquello del ‘Learning by doing’, ¿verdad? El modelo actual más que demostrado que no hay mejor manera para una persona que probar y probar, y sobre la experiencia cosechada y los resultados, ir creciendo y tomando nuevas decisiones en base a lo aprendido.
Claro que esto se dice muy fácil, pero después, en la realidad, cualquiera se atreve a hacerlo…
Nos educan desde bien pequeños que solo hay un camino para llegar a Roma (contradiciendo nuestro refranero español) Pero estarán de acuerdo en que las tablas de multiplicar son las que son. La gramática y la ortografía son las que son, así como la historia, la tabla de los elementos químicos, o la fotosíntesis.
Nos educan por tanto para poder reunir la mayor cantidad de información posible, y a su vez, desarrollar la lógica para dar con la solución. Esto nos ha funcionado magníficamente hasta hace bien poco, durante los dos últimos siglos, pero ya tocó a su fin hace unos años.
El mundo necesita de otra cosa. Necesita de aprendizaje continuo, de creatividad e innovación, pero he ahí, que nos educaron para precisamente lo contrario. Para trabajar de manera lineal, sin sobresaltos, para dar respuesta a las innumerables cadenas de montaje, disfrazadas de diversa forma.
Ahí reside el hecho de que nos cueste tanto fallar. Trabajamos de manera binaria, bien o mal, con el yugo encima además de tener que examinarnos en cada decisión que tomamos. Nos invaden todo tipo de sentimientos, alimentados por un miedo a hacerlo mal que nos paraliza.
Todo debe ir absolutamente planificado. Absolutamente organizado, pensado, repensado, analizado y comprobado. Entre la cuarta o quinta el mundo ha cambiado mil veces, y yo aún estoy con el análisis….
Escuchamos mucho aquello de desaprender para aprender. Esto me encanta, porque es justo lo contrario a lo que nos educaron. O dicho de otra manera, reconocer que la educación falló y no nos hizo bien para estos tiempos.
Mucha gente me pregunta que cómo es eso de desaprender, y yo les refiero siempre a los niños. Libres de todo juicio, análisis o planificación, saborean la experiencia presente, siendo conscientes que lo que les aporta satisfacción es el proceso en el que están. Si no encaja una pieza, prueban con otra. Si no pinta un rotulador, cogen otro. Si no saben cómo se usa algo, después de probar, preguntan. Y preguntan. Si terminan la partida, empiezan otra. Nadie les puede privar del placer de estar realizando lo que más les gusta, ni tan siquiera ellos mismos, saboteados por sus pensamientos, que gracias a Dios, aún no tienen.
Esta posición con la que afrontan los niños cualquier reto, es exactamente la misma que los novatos que llegan nuevos a un puesto. Y justo al contrario de lo que pensaríamos, tienen en los tiempos actuales una ventaja competitiva tremenda.
En primer lugar por llegar con la mente limpia, libre de prejuicios, sin contaminación alguna de la organización. Lo que hará que de primeras no tengan límites internos para alcanzar los resultados que deseen.
En segundo lugar porque al llegar nuevos, se cuestionan todo. Y es a través de la pregunta como van creciendo en su aprendizaje, teniendo una predisposición a este muy elevada. Asimismo, también están consiguiendo y desarrollando una capacidad de adaptación, que es poco probable en aquellos expertos de la organización, que parten a buen seguro de un punto de prejuicios y presuposiciones, que les limitan para alcanzar respuestas a los nuevos retos planteados.
¿Qué pensamos acerca de preguntar mucho? ¿Qué creencias tenemos heredadas de alguien que pregunta mucho? Inseguridad, falta de conocimiento y preparación, vergüenza… Todo desventajas competitivas para afrontar cualquier proceso creativo a innovador, adaptado a los nuevos tiempos.
Al final, no es que entonces debamos llenar nuestras organizaciones de novatos, sino que como con todo, son habilidades que podemos desarrollar, hasta el último día que nuestro cerebro funcione. Con lo que no tenga dudas en contratar a alguien inexperto, ya que se llevará una grata sorpresa a buen seguro. E incida en una nueva cultura que permita a su vez que los veteranos puedan mejorar en estas habilidades, y tengan la sensación de ser novatos hasta el fin de sus días. Si la inquietud, el entusiasmo, la exploración y el aprendizaje continuo son pilares en su organización, tiene gran parte del camino hacia el éxito recorrido.