“8 de junio y el teléfono sin sonar. Algunos rumores que mucho, poco o nada tienen de verdad y la sensación, una vez más, de que siempre entrenan los mismos, maldita rueda. Acabo de colgar el teléfono tras hablar una hora con mi preparador físico, que me ha puesto al día sobre las novedades de twitter. Al parecer, en el Cartagena renuevan al entrenador y en el filial del Córdoba habrá que esperar para ver qué pasa con la liguilla de ascenso. En definitiva habrá que esperar”.
¡Que levante la mano a quien no le suene de algo el relato! Lo curioso es que después se nos llena la boca con aquello de “Yo le digo a mis futbolistas que se preocupen de aquello que pueden controlar: El control de lo controlable”. Resulta evidente que en el control de nuestra propia carrera solemos caer en el añejo “en casa del herrero, cuchillo de palo”.
En el mundo de la empresa moderna no me imagino el término “habrá que esperar” en ninguno de los escenarios posibles. La empresa, valga el profesional, no espera. Éste, plantea la incertidumbre como un escenario posible que tiene planificado. Mientras tanto, conoce sus posibilidades, y activa un plan estructurado para ese tiempo en que “de momento no llama ese presidente”. El profesional, el que ama su profesión, el que confía ciegamente en sus posibilidades, utiliza ese tiempo de espera en mostrarse, en mejorar sus debilidades, en incrementar su impacto o presencia en foros de interés, en dotar de contenido su portal web…En definitiva, pone en valor, pero de verdad, aquello sobre lo que nos inspiró un tal MOZART cuando expresó el tan recurrente de “La inspiración, siempre me llegó trabajando”.
¿Esperar o Liderar tu carrera? Esa es la cuestión. El desarrollo profesional como entrenador me exige adaptabilidad, flexibilidad y un alto grado de creatividad que me permita estar en el foco de aquello que solicitan los cada vez más modernos e integradores dirigentes de aquellos clubes a los que “espero”. Ser protagonistas de nuestra carrera significa influir en ella, poder decidir, y porque no, invertir ese orden de la llamada que hoy espero para que mañana sean otros las que esperen la mía.
Esto me permitirá ser un profesional adaptado, completo y para el que el resultado solo será, como máximo, la variante que determinará la decisión de un tercero sobre mi posición actual, eso sí, nunca sobre mi propia carrera profesional. Ahí solo decido yo.